Tras la disertación y
lavado de cara que nos ofreció el lunes pasado Marta Riesco en Ni que fuéramos Shhh, donde mezcló
alguna que otra verdad con una buena dosis de fantasía, cuando no directamente mentiras, la periodista
ha vuelto al programa de Fabricantes Studio para contar, esta vez sí, según ella, toda la
verdad y nada más que la verdad. Desde La
Opinión de Almería nos hemos mostrado muy críticos con el formato de la
comparecencia de Riesco en el programa anterior, y suplicábamos que esta nueva
entrevista no fuera otra ocasión perdida.
Marta Riesco, ayer, en 'Ni que fuéramos' |
Si hubiera que hacer un
balance de todo lo ocurrido ayer –no solo de la entrevista- el mismo sería
altamente positivo. No excelente, pero sí altamente positivo. Por varias
cuestiones. La primera, porque el programa se dotó de cierto dinamismo con la
incorporación de Javier de Hoyos, que –cosas que pasan en el mundo de la tele-
el domingo estaba despidiéndose de Socialité
y unas pocas horas después ya aparecía con la alcachofa de Canal Quickie.
La segunda fue por la
decisión de la dirección del programa de quitarse de en medio a los
colaboradores –Kiko Matamoros, Lydia Lozano, Kiko Hernández y Víctor Sandoval-,
que fueron enviados a una sala anexa, para dejar sola ante el peligro a María Patiño. Si los cuatro colaboradores
hubieran participado en la integridad de la entrevista el guirigay hubiera sido
de tal magnitud que habría ocasionado una decepción tremenda en la audiencia. Los
cuatro se incorporaron a la entrevista
en el tramo final del programa con desigual papel.
La tercera cuestión
positiva fue atribuirle a María Patiño la parte mollar de la entrevista, por
una razón: porque se notaba a la legua que había captado las críticas del
lunes pasado y se preparó a fondo su papel. Y la cuarta y última cuestión acertada
fue la actitud de Marta Riesco. Esta vez sí, venía dispuesta a abrirse en canal
“porque es el ruego que me han hecho mis padres: ‘Cuenta toda la verdad’”. La
entrevistada se mostró convincente y segura, con gran dominio del género, que
por algo insiste tanto en decir que es periodista. Fue bastante sincera.
Lógicamente bastante sincera no significa que irradiara sinceridad al máximo.
Por ejemplo, cuando María Patiño le preguntó si Antonio David Flores tenía
miedo a su hija. “No, de ninguna manera”, respondió contundente. Patiño echó
mano de hemeroteca: “Te voy a leer exactamente tus palabras: “Antonio David
tenía miedo a la reacción de Rocío”. “Claro, a la reacción de ella, no a ella”,
repuso como si hubiera diferencia alguna en ambas apreciaciones. Es más, este miedo del padre hacia la
hija lo verbalizaría después a lo largo de la entrevista al menos en otra
ocasión.
Como conclusión podemos decir que, en la parte de la entrevista referida a su relación con Antonio David, Marta se manifestó convincente, con alguna que otra laguna o contradicción como la apuntada y otras que apuntaremos más adelante. Sin embargo, en el ambiente había un par de temas, más delicados, sobre los que había dudas sobre si se iba a mostrar tan sincera. Uno de ellos era su reiterada animadversión hacia Rocío Carrasco. Fue Kiko Hernández quien le lanzó la pregunta clave:
“¿Empatizas con el sufrimiento de otra persona?”
De forma un poco extraña, Marta, que se había preparado muy bien la entrevista, se vio sorprendida y necesitó muchos segundos para reaccionar.
“Hay cosas que me han pasado, nada de cosas físicas, quiero dejarlo claro, que ahora empatizo con ella y quiero pedir disculpas por no haberlo hecho antes, pero estaba tan cegada que no creía lo que estaba pasando y lo que estaba contando no me lo creía. Pero ahora, que me han pasado muchas de esas cosas, me he dado cuenta, primero, que he sido una gilipollas, y después, que he sido muy injusta”.
“¿Estamos hablando de Rocío Carrasco?”, requirió Kiko por si cabía alguna duda.
“Sí”.
“¿Te crees su relato?”.
“Creo que su dolor es absolutamente real”.
“¿En qué cosas es real?”.
“No sé exactamente qué cosas, no te puedo decir lo que puede ser real o no, pero, respecto a su relato, a día de hoy y respecto a su relación con él, me la creo, porque me han ocurrido cosas muy similares a esas”.
“¿Alguna que puedas explicar?”, cuestionó María Patiño.
“Me identifico en cómo puedes llegar a pensar en que tú estás loca y en que lo que pasa a tu alrededor te lo estás imaginando”.
Inmersa
en un mar de lágrimas, Marta confesó que se manifestaba sobre este tema con
total sinceridad por expresa petición de sus padres.
La segunda cuestión que
pululaba en el ambiente era la del famoso as en la manga. Marta pensaría que en
su anterior confesión habría derrochado tanta sinceridad que ahora era el
momento de mostrarse más confusa. Negó que hubiera manifestado de forma clara y
contundente que Rocío Carrasco la llamó. Quiso añadir más confusión al tema
asignándole a ésta un papel fundamental en la llamada de Luis Pliego, director
de Lecturas, basado en suposiciones y
creencias. Del as en la manga, nada de nada. Y lo que sí quedó claro es que la
difusión de esa supuesta conversación fue idea de los abogados de Antonio
David. “Si de verdad lo quieres, tienes que contarlo”, dice que le dijeron. Y ella, por amor, lo contó. Pero lo que contó y lo
que cuenta no dejan de ser invenciones y recreaciones de situaciones que no
puede acreditar. Y, es más, que quedan desacreditadas por las propias cámaras
del restaurante.
Otro episodio en el que se vio a Marta dubitativa fue en el de su libro. Una importante editorial le ha hecho una oferta económica muy interesante para publicar su libro, pero exige la autorización de Antonio David Flores para evitar futuras querellas contra ella o contra la editorial. Hasta su mismo padre ha intentado convencer a Flores de que firma la autorización, pero no había nada que hacer. Kiko Hernández sacó entonces a relucir su sagaz intuición: "Estás escondiendo muchas cosas. ¿Nos puedes decir qué cuentas en el libro que es susceptible de querella?". No supo responder.
Kiko Matamoros intentó arrogarse en el programa el papel de abogado defensor de Olga Moreno y Rocío Flores, a las que quiso convertir en víctimas de no se sabe quién, pero no de Antonio David. María Patiño lo vio venir y cambió de tercio. Lydia se mostró ausente tras reconocer que Marta le hizo un favor personal poco antes de que la criticara. Y Víctor Sandoval, en su línea: nada de nada.
Este martes, Marta Riesco vuelve a Ni que fuéramos Shhh. Quedó pendiente de aclarar el asunto de la inexistente conversación con Rocío Carrasco y también el de los famosos carteles. Ayer se supo que el juicio se ha celebrado y se está pendiente de la sentencia.
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