La muerte de cinco ejemplares de animales en peligro de extinción en la Finca Experimental del CSIC en La Hoya, a consecuencia del estrés ocasionado por los conciertos organizados por el Ayuntamiento, es el último capítulo de la prepotencia con la que el PP se conduce en nuestra ciudad. Después del atropello del Dreambeach para los vecinos de El Toyo, de la vergüenza nacional por la campaña en la que se justificaba la pederastia y de mentir sobre la mayor subida del IBI y del agua de nuestra historia reciente, ahora nos sonrojan con este grave suceso que ha llegado hasta la BBC.
Una vez más, el PP ha hecho gala de su habitual soberbia y también de su hipocresía, pues, mientras la señora Vázquez se hacía fotos para Instagram con un perrito en los jardines de Alcaldía, su concejal de Cultura preparaba los conciertos de La Hoya, a sabiendas de que podrían tener fatales consecuencias.
Y es que estos hechos, además de lamentables, eran previsibles y evitables, pues los científicos del CSIC ya habían advertido al Ayuntamiento de que esta ocurrencia tendría graves consecuencias para la supervivencia de los ejemplares de gacelas y arruís en plena época reproductora. Y ya vemos que ni exageraban ni se equivocaban. Hablamos de una actividad científica de primer nivel de casi 50 años, sujeta al capricho de los mandatarios del PP. De nada sirve rescatar viejos convenios y lamentar lo que pudo haberse hecho en el siglo pasado. El PP lleva más de 20 años ocupando la Alcaldía, tiempo más que suficiente para haber organizado el traslado de esta instalación a otro lugar.
Lo peor es que la alcaldesa y su concejal de Cultura, lejos de asumir su responsabilidad y ejercerla, se han dedicado echar balones fuera, que, nuevamente han llevado el buen nombre de nuestra ciudad a las portadas de periódicos e informativos. Asegurar, como han hecho, que el ruido no superaba los decibelios de un móvil constituye una auténtica burla a la inteligencia de la ciudadanía y da buena cuenta de hasta qué punto andan sobrados.
Pero lo ocurrido puede ser constitutivo de un delito de maltrato animal, según la Ley de Protección y Bienestar Animal, y por eso, además de exigir el cese inmediato del concejal, hemos iniciado las acciones legales oportunas para que se depuren responsabilidades por estos tristes hechos que nunca debieron producirse.
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