La
revista El Afa se ha convertido en la
memoria y medio de referencia provincial con un plus de servicio público. Las
revistas de la provincia tienen nombres propios de personas imprescindibles que
hacen todo lo posible por mantener la llama viva, superando dificultades. María
del Carmen Amate, con El Eco de Alhama,
Revista Velezana, con la coordinación
de tantas cosas como la figura destacada de la leyenda viva José Domingo
Lentisco, entre otras. Real, Revista
de Estudios Almerienses, con formato digital, tiene el respaldo del Instituto
de Estudios Almerienses. Las citadas tienen que pelear y buscar apoyo del
organismo provincial de Diputación y de la iniciativa privada.
Mar Verdejo, en el Olivar de Góchar / El Afa |
Los que mantienen las revistas de verdad, las
almas que trabajan todo el año, no quieren que se les etiquete por buscar
equipos que les den el relevo. Son algunos ejemplos notables de las revistas
que funcionan a costa de mucho sacrificio y generosidad. Senda que mantiene El Afa, de Sorbas, medio que celebró el
sábado un cuarto de siglo de servicio público con un respaldo
importante de toda la comarca. Coordinada un año más por los impagables Ana
María Rodríguez, Andrés Pérez y Pedro Soler Valero. Han tenido la capacidad de
mantener un plus de validez y vigencia con expertos en cada materia. Celebran
desde este fin de semana la edición número 41.
La Sociedad de Amigos de Sorbas,
editora de la revista, nació en 1999 por el deseo de un grupo de jóvenes y
vecinos de la ciudad alfarera. Desde el primer momento empezaron a trabajar
bajo las directrices de sus estatutos que no eran otros que la conservación del
patrimonio y su puesta en valor, principalmente de Sorbas, pero siendo
conscientes y sin dejar de tener presente que pertenece a una comarca y a una
provincia con las que comparte muchos rasgos históricos, culturales,
geológicos, etc. Son 25 años de vida, de servicio público y se ha convertido en
una herramienta fundamental para conocer la crónica, documentada, de la
historia de Sorbas.
“En estos años hemos llevado a
cabo jornadas de senderismo, exposiciones de fotos antiguas, ferias de
artesanía, numerosas colaboraciones, concursos de relatos, etc., con las que
conseguimos dar a conocer distintos aspectos del rico patrimonio de Sorbas.
Somos conscientes, y compartimos el lema, de que para conservar primero hay que
conocer. De hecho, las primeras jornadas de senderismo se llamaron Conoce
Sorbas y más tarde Conoce tu entorno, conoce tu identidad”, explican en un
editorial. “No, nos engañemos, el camino que nos ha traído hasta aquí ha sido
en ocasiones un poco tortuoso, aunque siempre injustificado, pero no ha
conseguido amedrentarnos ni un ápice, es más, consideramos que ha sido un
impulso para seguir trabajando”.
El Afa presenta
en la nueva edición tres aportaciones muy celebradas. El geógrafo y urbanista
Rodolfo Caparrós Lorenzo impresiona con Haciendo
paisaje por las tierras de Sorbas que no se pueden perder. Notas sobre la
historia ambiental de Sorbas, firmado por Juan García Latorre y la ingeniera
Mar Verdejo Coto, docente de Educación Secundaria, titula su exhaustivo trabajo
Banco de germoplasma de árboles y
arboledas singulares de la provincia de Almería, un tema de actualidad que
está de moda por la demanda de la mayoría de universidades.
“Los árboles singulares, también llamados
monumentales, venerables, emblemáticos, viejos, ancianos, etc., son los seres
más viejos del Planeta. Algunos llevan cientos o miles de años con los seres
humanos y fueron testigos de los acontecimientos que marcaron el rumbo de
nuestras comunidades e incluso países”. “Hasta se han realizado pactos,
juramentos y rendiciones, y a pesar de ello no conocemos la Historia que
atesoran. Son los auténticos olvidados del Paisaje, aunque están ligados a ella
de manera ancestral y resiliente”. El interés y respeto social que despiertan
estos ejemplares está creciendo en todo el mundo. Se crean nuevos catálogos, se
dictan normas de manejo y de mantenimiento. “Cada vez”, continua Verdejo con el
relato, “son visitados de manera más frecuente, y por ello se deberían de
establecer pautas de comportamiento para realizar un turismo responsable y
comprometido con la conservación de estos seres singulares y dotar para ello
del presupuesto necesario y con dotación técnica cualificada. En casi todos los
casos, los árboles singulares sobreviven solo porque una combinación poco
probable de sucesos les ha permitido llegar hasta nuestros días a salvo del
hacha, del fuego, o de la máquina excavadora. Han superado la prueba del
tiempo, a situaciones ambientales cambiantes por lo que se considera que
algunos de ellos podrían ser genotipos especialmente resistentes a variaciones
climáticas y a plagas y enfermedades, por lo que urge estudiar y conservar
estos genes”. La empatía y sentido común de
Verdejo concluye en su sabia explicación. “Los árboles y arboledas de la
provincia de Almería, y en particular de Sorbas, ya saben muy bien lo que es el
cambio climático, porque ya han pasado por un clima adverso, por tanto, la
conservación de estos recursos fitogenéticos se hace imprescindible para las
generaciones y bosques futuros para la resiliencia al cambio climático,
ciudades y ecosistemas diversos, mejora del ambiente y justicia social”. El
trabajo amplio y detallado va acompañado de varias fotografías como es el
Olivar de la Hoya de Góchar, con una historia de más de 500 años, situado a
unos tres kilómetros de Sorbas, confluencia de dos ramblas que original el río
Aguas. “Los árboles y arboledas que destacan por su valor, singularidad o por
determinadas cualidades de interés excepcional, constituyen un conjunto de
bienes en el lugar donde se encuentran”.
Los tres árboles milenarios, singulares, de la provincia catalogados como Monumentos Naturales, se encuentran en Serón y en Chirivel, dentro del Parque Natural Sierra María-Los Vélez. La lista de Monumentos Naturales tiene otros referentes en la provincia. Los Canales de Padules, el Arrecife de Barrera de Posidonia o las islas volcánicas de San Juan de los Terreros (Pulpí) y la de San Andrés en Carboneras.
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