La Feria es una oportunidad para reencontrarnos
con los amigos, pasear junto a los que nos visitan, olvidarnos de los
quehaceres cotidianos y cargar las pilas antes del inicio del nuevo curso
escolar y político. Pero, además, es un escaparate que tiene lugar en plena
temporada alta estival, cuando el turismo gana presencia en Almería. De ahí la
importancia de que el Ayuntamiento cuide la imagen de la ciudad al máximo, con
calles limpias, zonas verdes saneadas, un buen transporte público, espacios de
sombra y servicios municipales de calidad. Justo todos aquellos aspectos de los
que la ciudad adolece, tras estos más de 20 años de mandatos del PP.
Presentación del cartel de la Feria de Almería / Loa |
Sorprende que cada año los empresarios que ponen
en pie la Feria, instalando luces y casetas, montando barras de comida o
poniendo en marcha sus atracciones, consigan llegar a tiempo, a pesar de las
numerosas trabas que les impone el Ayuntamiento. A cuatro días de comenzar, la
mayoría de instalaciones y servicios asociados a ella no habían sido adjudicados
por el Consistorio, lo que ha obligado a estos empresarios a realizar un
esfuerzo titánico para que todo esté a punto esta noche, en el encendido. No es
de extrañar que en esta edición sólo se hayan instalado cinco casetas
tradicionales.
Esta forma de gestionar lo público, desde la constante improvisación, hace que cada vez nuestra Feria resulte menos atractiva. Prueba de ello es que el recinto, lejos de quedar pequeño, se nos va quedando grande. Confiemos, al menos, en que el equipo de gobierno del PP municipal haya mejorado el servicio de transporte para que resulte menos dificultoso acceder al Recinto Ferial, otro de los grandes problemas que venimos arrastrando año tras año. A pesar de todo, estamos convencidos de que un año más volverá a producirse el prodigio de la Feria y que ni el calor ni todas las trabas municipales impedirán que los almerienses disfrutemos al máximo de estos días. ¡Viva la Feria de Almería!
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