No hay nada más desleal que hablar mal de tu
país y no alegrarse de los éxitos que se están consiguiendo con el esfuerzo de
todos y todas. Subvertir la realidad como hace Feijóo para ganarle tiempo al
tiempo antes de que –más pronto que tarde- se tambalee su liderazgo, es el
ejemplo más claro de esa política inútil a la que nos tiene acostumbrados el
PP, un partido incapaz de reconocer que todas las cifras económicas y de empleo
sitúan a España en una mejor posición que al resto de países de nuestro entorno.
Esa realidad, que es palpable, choca a diario
con la política de tierra quemada que practica el Partido Popular, donde los
intereses generales quedan siempre sometidos al muy particular interés de
Feijóo. Esto es lo que ha hecho, por ejemplo, Moreno Bonilla al bajar la cabeza
ante su jefe con la propuesta de senda fiscal y asumir que Andalucía pueda
perder la capacidad de incorporar en torno a 900 millones de euros a los
presupuestos de los dos próximos años para mejorar –que mira que hace falta- la
sanidad, la dependencia y la educación.
Entre tanto, el Gobierno andaluz por fin ha
reconocido que era mentira que bajar los impuestos a las grandes fortunas haya
aumentado los ingresos en las arcas públicas. Menuda sorpresa, nadie lo podría
haber imaginado. Andalucía, como en otras tantas cosas, se ha situado en esta
cuestión por debajo de la media en España, poniendo de manifiesto que la
injusticia y la insolidaridad son el nombre de las dos matrioskas que acompañan
al presidente de la Junta allá donde va y que en ellas se esconden también la
infamia y la desigualdad, así como dos subidas de sueldo en siete meses.
La política inútil que practica la derecha también nos lleva a situaciones tan rocambolescas como la que le hemos escuchado plantear a Feijóo en estos días para mejorar –dice- la conciliación. Sin embargo, el PP no solo ha votado en contra de estas políticas que ha aprobado el Gobierno de Pedro Sánchez, sino que además las ha llevado al Tribunal Constitucional y ha rechazado todas y cada una de las leyes que han permitido el avance hacia la igualdad de las mujeres en España. A Moreno Bonilla todo esto le ha tenido que poner mal cuerpo, ya que prometió -suponemos que para mejorar la conciliación- que en el curso 2023-2024 la educación infantil de 0 a 3 años sería pública y gratuita. Mintió porque en realidad nunca ha creído en ese modelo, cómo va a hacerlo. El Partido Popular, ya se sabe, es más de sanidad privada, guarderías privadas o universidades privadas. Es difícil vencer la querencia: la cabra siempre tira al monte-
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