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María Luisa Jiménez, primera abogada laboralista en Almería

Antonio Torres
Periodista

TVE ha lanzado la serie Las abogadas, dirigida por Juana Macías y Polo Menárguez, una serie que nos traslada a la abogada María Luisa Jiménez, pionera de las que ejercieron como laboralista en el umbral de la democracia. Las televisiones públicas se prestigian acudiendo con rigor y pluralismo a programas imprescindibles para conocer la historia. El primer capítulo se cerró en 1969 cuando el estudiante Enrique Ruano murió tras caer de un séptimo piso mientras estaba custodiado por la Brigada Político-Social. Los cinco asesinados en la matanza de los abogados de Atocha de 1977 podría servir de resumen de la serie. “Esta creación de Patricia Ferreira es el ejemplo claro del tipo de series por las que debe apostar una cadena pública. Tendrá sus deficiencias y, por supuesto, no gustará a algunos (nada puede gustar a todo el mundo), pero tanto las intenciones como el resultado están a la altura de lo esperado”, afirma la experta televisiva Natalia Marcos. Un buen ejercicio de memoria que fue un éxito, entre una audiencia joven que tiene hambre de calidad sin insultos ni toxicidades.

María Luisa Jiménez / La Voz

Emilia de Oña Compán (Almería, 1943), hija de prestigioso médico, fue precursora de las abogadas al colegiarse en 1965. La abogada María Luisa Jiménez Burkhaardt (Granada, 1949) fue la primera mujer abogada laboralista de la provincia de Almería, ciudad en la que reside desde que se licenció en la Universidad de Almería. Hija de abogado, inició su actividad profesional en 1976. El entonces presidente de la Audiencia Provincial de Almería estaba rodeado de hombres desde toda su vida profesional y no estaba viendo los cambios que llegaron a la sociedad. Desde entonces, ha ejercido como profesional libre, compatibilizando su tiempo libre con el deporte, la fotografía y la música. Participó en la creación del primer grupo de abogados jóvenes. Ha sido directora de la Escuela de Práctica Jurídica del Colegio de Abogados y ha propiciado la formación de un coro en este colegio. 

En Almería, la transición fue trágica. El estudiante de biología Javier Verdejo Lucas, de 19 años, fue tiroteado por un guardia civil el 14 de agosto de 1976 cuando intentaba acabar la frase Pan, Trabajo y Libertad. La impunidad sigue todavía, según el historiador José Ruiz. Verdejo. hijo del alcalde que inauguró con Franco el Aeropuerto de Almería, llevó el dolor a la familia, muy conocida de farmacéuticos y médicos. Dolor que se extendió a casi toda España como ocurrió con las tres víctimas del Caso Almería Luis Cobo, Luis Mier y Juan Mañas Morales de Pechina en mayo de 1981. Una de las protagonistas de la serie es Cristina Almeida. Coincidí con esta abogada en el documental Andaluzas, protagonistas a su pesar, emitido por Canal Sur Televisión y dirigido por Antonio Ramos Espejo que fue un homenaje a todas las madres de víctimas de diversos sucesos de la historia de Andalucía. 

El primer capítulo Las abogadas refleja muy bien la situación de los abogados laboralistas de la época que, como militantes del PCE, su motivación era absolutamente ideológica, ya que pretendían el cambio de la sociedad existente, por otra democrática, rememora María Luisa Jiménez Burkhaardt, nacida en Granada en 1949. Son declaraciones en exclusiva para este autor y su reflexión son memoria de Almería. El trabajo de aquellos abogados del umbral de la democracia fue una lucha constante. “Una lucha constante, en los tribunales y en la calle. Esto les granjeó el odio de los sectores más reaccionarios de la sociedad, sindicato vertical y policía. Yo vine a Almería en noviembre de 1976, porque el PCE, con motivo de la muerte de Javier Verdejo, creyó necesario tener un abogado/a del partido en Almería”. 

“Cuando me colegié, en diciembre de 1976, no había ninguna abogada en ejercicio. El entonces presidente de la Audiencia Provincial de Almería, me preguntó para qué quería colegiarme. Lógicamente yo le contesté que, había estudiado la carrera de derecho para ejercerla profesionalmente como abogada. Comencé a trabajar como abogada laboralista, negociando los primeros convenios colectivos tenía que hacerlo, cuestionando la legalidad del Fuero del trabajo, Ley franquista entonces en vigor, pretendiendo su necesaria derogación”. “Mi primer juicio, en defensa del despido de un pescador, estuvo lleno de abogados, curiosos ante el acontecimiento de que una mujer, fuera la abogada defensora. Algunos de mis compañeros y, sobre todo empresarios, me menospreciaban. Aunque, casi todos me respetaron cuando valoraron mi seriedad profesional”. “En el sindicato vertical se negociaban, a la baja, las indemnizaciones a los trabajadores y yo terminé con esa práctica, exigiendo lo que legalmente les correspondía. A pesar de todo, el abogado entonces de Fuerza Nueva, Don Ginés de Haro Rossi, como Magistrado suplente de la Magistratura del Trabajo, cuando le pedí asistir a un juicio, porque nunca había hecho ninguno, me dijo que me tenía a su disposición, para todo lo que necesitara, ´siempre que no fuera comunista´. No obstante, siempre me trató con mucho respeto y profesionalidad”. Jiménez Burkhardt recuerda que a sus primeras vistas orales asistía el admirado Manuel Gómez Cardeña, “único periodista”, referente del periodismo del umbral de la democracia, junto a Miguel Ángel Blanco. 

Para el catedrático Fernando Martínez López, secretario de Estado de Memoria Democrática del Gobierno de España, las primeras huelgas y conflictos judiciales los vivieron con mucha intensidad. Los pescadores se reunían por las tardes, cuando volvían de la mar, en los locales que el cura conocido popularmente por don Marino les dejaba en la iglesia de San Roque y la barbería de José García Rueda Pepillo el barbero era también un espacio de encuentro. Un marianista, Javier Ayestarán que años después fue responsable de Comisiones Obreras, hombre de firmes convicciones sociales y democráticas, se adentró en los problemas de la pesca y se hizo uno más de ellos embarcando en una traiña. Era la forma de explicitar el compromiso con el mundo de los trabajadores que tuvieron por aquellos años algunos religiosos y militantes de la izquierda, destacó Martínez en Crónica de un sueño. 

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