La política de turismo del PP en el Ayuntamiento
de Almería es un absoluto fracaso. A pesar del despilfarro en viajes de la
alcaldesa, del concejal del ramo y de sus asesores a ferias nacionales e internacionales,
la realidad es que, mientras en otras poblaciones de nuestro entorno aumentan
los visitantes, en la capital se pierden.
Según los últimos datos del INE, han descendido
las pernoctaciones en junio, julio y agosto en la ciudad, en relación con los
mismos meses del ejercicio anterior. Y no es de extrañar pues no existe una
estrategia turística bien definida, sino acciones puntuales de postureo, sin un
modelo claro de qué clase de turismo queremos atraer. No en vano, los proyectos
del Plan Turístico de Grandes Ciudades acumulan un tremendo retraso, nuestras
playas acaban el verano sin haber logrado autorización para la instalación de
puestos de helados y tumbonas, y, lo más grave, los turistas que llegan se
encuentran una ciudad sucia y con un gran déficit en mantenimiento.
Baste como ejemplo de este abandono la situación
de los museos municipales. Los Refugios han pasado el verano sin aire
acondicionado y el Museo de la Guitarra sigue con los paneles informativos
estropeados, las paredes llenas de humedades y los enchufes rotos. De hecho,
cinco de los diez espacios museísticos del Ayuntamiento han sufrido un descenso
espectacular de visitantes en comparación con el mismo periodo de 2023, según
datos del propio Ayuntamiento.
Sorprende que los mayores descensos en los
museos municipales se hayan producido precisamente en los meses donde se
registra la mayor afluencia de visitantes: enero, con la Navidad; abril, con la
Semana Santa, y agosto, en plena temporada alta estival.
Es urgente reconducir esta situación, pues ya vemos que no sirve de nada esta política de despilfarro en viajes y campañas de marketing, a costa de subirnos impuestos a los almerienses como el agua, la basura y el IBI, que no sirven para nada y que se sufragan con el dinero de la ciudadanía.
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