Belén Esteban ya no
quiere ser princesa. Con motivo de su entrevista en El Hormiguero de Pablo Motos, se puede leer en algunos posts de X,
cómo algunos seguidores describen a Belén Esteban como hipnótica. Otros dicen
que no se pueden despegar de la televisión cuando ella está hablando. Alaban
sus contestaciones rápidas, lo que ciertos seguidores definen como zascas al presentador.
Belén Esteban, anoche, en El Hormiguero |
Cuenta Belén a Motos
en la entrevista que ha registrado su nombre, Belén Esteban, y también La Patrona, sobrenombre que ella misma
se auto asignó a raíz de la aventura norteamericana que protagonizó con sus
compañeros, a las pocas semanas de que Telecinco cancelase Sálvame, y a la que dieron por título Sálvese quien pueda. Aunque hasta ahora no le había importado que utilizaran
su nombre como cebo para sus negocios, la de Paracuellos ha decidido que su
nombre y sus frases no las deben explotar comercialmente otros. Ikea imprimió
en un felpudo su mítica frase Hasta luego,
Mari Carmen y alguna que otra más, le cuenta a Motos.
“Ya era hora de que
me trajeras a tu programa”, le entraba Belén a Pablo. “Es que trabajabas en la
otra cadena”, le contestó Motos. A lo que Belén, aguda en este caso, le
responde: “¿Y Paz Padilla, qué?”
Y hablando de
Telecinco, la Esteban dice sentirse agradecida. Catorce años de trabajo en Sálvame y otros cuantos con Ana Rosa.
Echa de menos a todos esos compañeros con los que compartió durante tantos años
buenos ratos en las instalaciones de la cadena: técnicos, maquilladores,
mantenimiento, etc. Belén llegó a la televisión por su ruptura con Jesulín de
Ubrique, pero su carisma y su llaneza a la hora de transmitir sus vivencias,
atrajeron la atención de los que saben de televisión y obtuvo una plaza de
colaboradora en el programa de Ana Rosa. Belén se convirtió en una de las caras
más conocidas del país. Todos conocían a la
Esteban. Ya fuera para bendecirla o criticarla, el nombre de la chica que
salió huyendo de Ambiciones con su bebé en brazos estaba en boca de todos.
Su fichaje por Sálvame aumentó exponencialmente su
popularidad. Los términos Esteban y Sálvame no se podían desligar. La
princesa del pueblo se colaba, a través de la pantalla, en las casas de más de
dos millones de españoles, de lunes a viernes, de cuatro a ocho de la tarde.
Superados los malos momentos provocados por una adicción, saliendo victoriosa
en los tribunales de la estafa sufrida a manos de su representante, la ahora colaboradora
de Ni Que Fuéramos Shhh creó su
propia marca, embarcándose en una aventurada empresarial en el sector de la
alimentación. Gazpacho, salmorejo y patatas fritas llevan el nombre de la
Esteban a las estanterías de los supermercados de todo el país.
Belén Esteban se
“tira una foto”, como ella denomina al acto de posar para una fotografía, con
todo el mundo, y lo hace sin distinción: la reina Letizia, la señora anónima
que pasea por la calle o la cantante Rosalía. A unos les parece ordinaria; a
otros, natural; unos creen que vive del cuento, y otros que ha trabajado mucho
y que se ha hecho a sí misma. El caso es que lleva veinte años trabajando en
televisión y manteniéndose en el top de los personajes más reconocidos por el
público y eso no es fácil.
Belén Esteban ya no
quiere ser princesa del pueblo porque dice que ya es mayor y ahora toca ser patrona. Aunque quiera librarse del peso
de la investidura y coronación popular, le va a resultar difícil, porque sigue
ganando adeptos. La Esteban no requiere de exposiciones forzadas, ni mantener
sus redes sociales saturadas de contenido: solo necesita ser la Esteban. Belén
Esteban, la princesa del pueblo, la patrona, la chica del barrio de Bilbao, el
que la vio nacer y crecer. La joven que compró su primer piso en Las Rosas, San
Blas. La mujer que ahora se asoma a su ventana del chalet de Paracuellos de
Jarama y no ve paparazzis en su
puerta.
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