El truco mediático es
muy viejo: nos inventamos una frase que nadie ha pronunciado, o tergiversamos
el sentido de una frase pronunciada, y, a renglón seguido, establecemos una tremenda
perorata de descalificación hacia el autor de la frase que nadie ha
pronunciado. Se llama manipulación. O
desinformación o fabricación de bulos. La desgracia de la Comunidad Valenciana
está siendo el caldo de cultivo perfecto de estos sujetos. Lo ha dicho hoy
mismo Pedro Sánchez: “La desinformación genera mucha alarma social”, y lo dijo
el Rey en su visita a Valencia: “No hagáis caso a todo lo que se publica,
porque hay mucha intoxicación informativa y mucha gente interesada en esto,
para que haya caos”.
Quienes ejercen esta
deleznable labor suelen ser personas sin escrúpulos que se esconden en el
anonimato, y también personas interesadas en hacer estallar una situación o
intentar destruir a un personaje público. Los casos son frecuentes y los
estamos viendo todos los días. Por eso es importante que, ante afirmaciones que
consideramos extemporáneas o imprudentes, verifiquemos su autenticidad en
medios fiables.
Sin embargo, durante
estos días nos estamos enfrentando a un fenómeno excepcional: que muchas de las
personas que situamos en el lado de los fiables son quienes practican esos
momentos deleznables.
En el momento en el que
la tragedia de Valencia estaba en su máxima expresión mediática y social, el
presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, realizó esta afirmación, referida al ejecutivo
valenciano: “El Gobierno está listo para ayudar. Si necesita más recursos que
los pida. No hace falta priorizar. Se prioriza cuando faltan medios y no es el
caso. Si necesita más recursos se los suministraremos inmediatamente”.
Una frase que no
requiere reproche alguno ha sido reproducida –sí, entrecomillada- de esta
forma despótica de Sánchez hacia Mazón: “Si necesita ayuda, que la pida”. Quienes han hecho este uso torticero
del lenguaje son personas con cierto crédito social, como Nacho Cordero
(director de El Confidencial), Íker
Jiménez (director y presentador de Horizonte,
de Cuatro), Pablo Motos (presentador de El
Hormiguero), Lucía Méndez (directora de Opinión de El Mundo), entre otros muchos.
Lo frustrante de la situación es que muchos de estos líderes de opinión no solo se han negado a rectificar, sino que mantienen en sus redes sociales y medios digitales la descarada manipulación. Habrá que suponer que no han cometido un error, sino que han ido directamente a la manipulación, al bulo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario