Íker, Pablo, Lucía, Nacho…

Emilio Ruiz
@opinionalmeria

El truco mediático es muy viejo: nos inventamos una frase que nadie ha pronunciado, o tergiversamos el sentido de una frase pronunciada, y, a renglón seguido, establecemos una tremenda perorata de descalificación hacia el autor de la frase que nadie ha pronunciado. Se llama manipulación. O desinformación o fabricación de bulos. La desgracia de la Comunidad Valenciana está siendo el caldo de cultivo perfecto de estos sujetos. Lo ha dicho hoy mismo Pedro Sánchez: “La desinformación genera mucha alarma social”, y lo dijo el Rey en su visita a Valencia: “No hagáis caso a todo lo que se publica, porque hay mucha intoxicación informativa y mucha gente interesada en esto, para que haya caos”.

Quienes ejercen esta deleznable labor suelen ser personas sin escrúpulos que se esconden en el anonimato, y también personas interesadas en hacer estallar una situación o intentar destruir a un personaje público. Los casos son frecuentes y los estamos viendo todos los días. Por eso es importante que, ante afirmaciones que consideramos extemporáneas o imprudentes, verifiquemos su autenticidad en medios fiables.

Sin embargo, durante estos días nos estamos enfrentando a un fenómeno excepcional: que muchas de las personas que situamos en el lado de los fiables son quienes practican esos momentos deleznables.

En el momento en el que la tragedia de Valencia estaba en su máxima expresión mediática y social, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, realizó esta afirmación, referida al ejecutivo valenciano: “El Gobierno está listo para ayudar. Si necesita más recursos que los pida. No hace falta priorizar. Se prioriza cuando faltan medios y no es el caso. Si necesita más recursos se los suministraremos inmediatamente”.

Una frase que no requiere reproche alguno ha sido reproducida –sí, entrecomillada- de esta forma despótica de Sánchez hacia Mazón: “Si necesita ayuda, que la pida”. Quienes han hecho este uso torticero del lenguaje son personas con cierto crédito social, como Nacho Cordero (director de El Confidencial), Íker Jiménez (director y presentador de Horizonte, de Cuatro), Pablo Motos (presentador de El Hormiguero), Lucía Méndez (directora de Opinión de El Mundo), entre otros muchos.

Lo frustrante de la situación es que muchos de estos líderes de opinión no solo se han negado a rectificar, sino que mantienen en sus redes sociales y medios digitales la descarada manipulación. Habrá que suponer que no han cometido un error, sino que han ido directamente a la manipulación, al bulo. 

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