In memoriam: José María Rossell, industrial hotelero

Manuel León
Periodista

Esta madrugada ha fallecido José María Rossell (Torroella de Montgrí, Gerona, 1945), el fundador del mayor grupo hotelero de Andalucía, el creador de Hoteles Playa que ahora es Senator. Se va así el primer hotelero moderno que ha tenido la provincia de Almería, se va un emprendedor inasequible, un trabajador nato que llegó a esta tierra con apenas 22 años y, de la nada, ha conseguido asumir la gestión de cerca de 40 hoteles.

Rossell empezó en Garrucha en el año 1967, donde fue también concejal, en alianza con su malogrado hermano Luis. Hijo de un maestro de escuela, no dudó en viaja a Alemania para estudiar hostelería y estableces canales turísticos. Fue también guía turístico en sus inicios en Túnez tras aprender a hablar alemán. En Garrucha abrió dos hostales, el Casablanca y Los Arcos, y operó el primer vuelo internacional con Alemania a través del aeropuerto militar de San Javier, porque aún no se había construido el aeropuerto de Almería. 

José María Rossell / Foto: Javier Alonso, publicada en Senator

Al poco tiempo cambió del Levante a Poniente y en Roquetas se asentó donde desplegó toda su actividad como empresario hotelero con varios hoteles. Siempre tuvo claro que el huésped era lo importante para triunfar en este negocio en el que ha llegado a reunir 7.000 camas y dar empleo a varios miles de trabajadores. Rossell aseguraba sin complejos que hasta hace poco llegaba a trabajar hasta setenta horas a la semana, viajando a otros destinos para aprender. Presidió organizaciones sectoriales como Zontur y sin duda su ojito derecho, en los últimos años de su vida, fue el Minihollywood, el reclamo turístico en el que pasó horas y horas, agrandándolo, perfeccionándolo, dándole lustre. Allí se le veía feliz, radiante, a José María, proyectando nuevos museos, nuevos espacios, enseñando los salones del viejo Oeste, sus museos de cine, sus especies del Oasys, su colección única de botellas de whisky. 

Este verano, pegó un bajón, un bajón que no ha podido superar en este otoño de duelos y quebrantos, a pesar de todo lo que aún le bullía en la cabeza por hacer. Se va con la satisfacción de saberse reconocido con el premio Asempal, con la Medalla de Oro de la provincia, que ya obtendrá a título póstumo. Se va Rossell, con sus ojos azules, con sus pocas palabras, con su acento ampurdanés, el de Josep Pla, del que nunca se apeó, aunque ya era almeriense como el primero; se va José María Rossell, el mejor amigo de los alemanes, el tipo que nunca tuvo remilgos para reinvertir, para inventar nuevos modelos, siempre un paso por delante. Adiós amigo José María, se te echará de menos. 

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