Almería es una ciudad estancada. En los últimos diez años la capital ha crecido en población apenas un 4,08%, mientras que municipios de nuestro entorno experimentan un notable asenso, como Huércal de Almería, con un 12,5%, o Roquetas de Mar, con un 21,2% más. Y mientras nosotros cada vez tenemos una población más envejecida, justo al lado están los pueblos con mayor población de menos de 16 años de la provincia. Es evidente que estos crecimientos se han producido a costa de nuestra ciudad.
Los datos confirman cómo las políticas del PP en los más de 20 años que llevan dirigiendo la ciudad han contribuido a expulsar a los jóvenes y a las familias de la capital. El primer inconveniente que el PP impone a los habitantes de Almería es el acceso a la vivienda. Llevamos años reclamando que el Ayuntamiento reoriente su política para facilitar la emancipación de los jóvenes y ayudar a las familias con menos ingresos. La realidad es que la empresa municipal de vivienda 'Almería XXI' vende pisos a precios prohibitivos, en competencia con los de promotores privados, lo que obliga a los jóvenes a iniciar su proyecto de vida fuera de su ciudad.
Tenemos 16.632 desempleados, de los cuales más de 7.700 son de larga duración y el Ayuntamiento se permite despreciar fondos de otras Administraciones para la creación de empleo. El último plan al que no se ha acogido habría dejado en la ciudad 2,8 millones y dado empleo a parados de larga duración mayores de 45 años con cargas familiares. Las desigualdades campan a sus anchas en muchos de nuestros barrios, sin que el Ayuntamiento lleve a cabo actuaciones de calado para atajarlas. El PP, a lo largo de los años, ha ido mermando la plantilla de Asuntos Sociales y lava su conciencia repartiendo subvenciones a asociaciones en las que deposita su responsabilidad. Una hormiga en la oreja de un elefante.
Tenemos un centro que languidece, un Casco Histórico que se vacía por momentos, con una población envejecida y donde la falta de iniciativa del PP para remontar la situación se hace más evidente. Y qué decir de la limpieza y el tráfico. Es un clamor que Almería está muy sucia y que circular por la ciudad es insufrible, problemas que, a todas luces, el PP no ha sabido solucionar.
Faltan ideas y una buena gestión para que se gaste hasta el último euro del presupuesto municipal, pues cada alcalde del PP ha tenido su proyecto estratégico pero ninguno ha logrado hacer de Almería una ciudad atractiva para vivir.
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