La semana pasada
supimos de una carta remitida por la Asociación ‘Almería Centro’ a sus socios
expresando su malestar ante la falta de información por parte del equipo de
gobierno del PP en el Ayuntamiento sobre las obras de peatonalización que va a
llevar a cabo en el Paseo. Malestar y preocupación porque no conocen la manera
en que el Ayuntamiento se dispone a ejecutar el proyecto. Apenas falta poco más
de un mes para que los operarios comiencen a trabajar y los comerciantes
todavía no saben por dónde van a empezar, qué calles quedarán cortadas, durante
cuánto tiempo o cómo van a solucionar los problemas de acceso a la zona, entre
otros aspectos básicos.
Por otro lado,
ni comerciantes ni vecinos tienen un conocimiento claro sobre los efectos de
esta pretendida peatonalización para el barrio. Cómo se va a resolver el acceso
a las viviendas y a los comercios, una vez terminada la obra. Y, lo más
importante, cómo van a llegar los clientes, si la alcaldesa se niega a abordar
la lenta decadencia del centro desde una perspectiva transversal, implicando a
todas las áreas del Ayuntamiento, empezando por la de Movilidad. Porque
suprimir el tráfico en el Paseo, por sí mismo, no es una solución, sino todas
las medidas que deben ir aparejadas para dinamizar el centro de la ciudad, de
las que aún no sabemos nada.
Tampoco la
alcaldesa, ni ninguno de sus 14 concejales y 20 asesores ha manifestado nada en
torno a las iniciativas que debería poner en marcha el Ayuntamiento para
minimizar los efectos económicos de las obras sobre estos pequeños empresarios,
que verán limitado el acceso de clientes, como mínimo hasta dentro de año y
medio, en el mejor escenario. ¿Es preciso recordar la dolorosa rémora de las
obras del Consistorio en la zona de Artés de Arcos y en la calle Blas Infante,
donde numerosos comercios se vieron abocados al cierre ante la falta de
actividad?
Claro que las obras son necesarias, pero una alcaldesa que presume de superávit y que no para de subir impuestos y tasas municipales, como el IBI, el agua o la basura, debería saber utilizar las herramientas con las que cuenta un Ayuntamiento para amortiguar los efectos de las obras municipales sobre el delicado tejido empresarial de la ciudad. Pero no nos extraña. El PP votó en contra de una iniciativa socialista en la que pedíamos la reducción del IBI a los empresarios afectados por obras municipales, como ya se hace en otras ciudades. ¿Y les extraña la carta?
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