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Óscar Cornejo desnuda la situación de la tele actual

Tania Artajo
@opinionalmeria

Óscar Cornejo, CEO de Fabricantes Studio, productora del programa Ni que fuéramos Shhh, que se emite en Ten –y anteriormente CEO de La Fábrica de la Tele, productora de Sálvame- ha publicado su segundo artículo de colaboración en Diari de Tarragona en el que analiza la situación actual que vive la televisión en España. A su juicio, éstos son los siete pecados de la tele:

El artículo de Óscar Cornejo en Diari de Tarragona

Pecado número uno: la efebofobia: “Cuando la tele acierta no hay público que se le resista. Alfonso Arús, el verdadero aunque silenciado rey de las mañanas, lo demuestra cada día con audiencias que rondan el 20 por ciento. Y eso significa que te ve mucho público de todas las edades y de todos los rincones de este país”.

Pecado número dos: la abdicación: “Mantener en la tarde dos programas que a duras penas alcanzan el 10% de audiencia es seguramente el ejemplo más claro de cuando la televisión convencional abdica. Las dos principales cadenas intentan atrapar al público adulto con dos productos casi idénticos y celebran alternativamente la victoria cuando uno de ellos adelanta al otro por una décima cuando la realidad es que ninguno de ellos es un éxito. Ni convencen a los jóvenes ni mantienen la audiencia adulta”

Pecado número tres: la autocomplacencia: “Los autoengaños en televisión son cada día más retorcidos y surrealistas. Los hay que incluso se referencian así mismos para justificar mantener un programa en emisión. Basta mejorar una décima respecto a la semana anterior para festejarlo y seguir insistiendo. Atribuir expresiones como «arrasa» o «datazo» a un programa que ocupa el 4º puesto en el ranking de audiencias no sólo es mentir sino que es muy ridículo además de muy pernicioso para la industria”.

Pecado número cuatro: pedir paciencia sin modificar nada: “Dejemos de repetir aquello de «hay que tener paciencia con los programas», como si el espectador fuera tonto y acabará dándose cuenta de que, aunque no le guste lo que la tele le ofrece, es lo mejor para él. Como si el espectador no tuviera criterio y no tuviera más opción que tragar sí o sí lo que alguien ha decidido programar. La tele se tiene que mover hasta encontrar al espectador y no al contrario”.

Pecado número cinco: la medición de audiencias: “Sería muy útil un sistema que midiese la audiencia lineal, la conversación generada y el consumo bajo demanda como hacen consultorías como Parrot Analytics. Esa consultoría fue la primera, hace más de cinco años, que anunció que ‘La Resistencia’ de M+ tenía más relevancia real que ‘El Hormiguero’, a pesar de que el programa de Motos tuviese dos millones más de espectadores que el de Broncano en aquella época. Tengo la sensación, y aquí reconozco no ser nada imparcial, de que la tele de barrio que hacemos en ‘Ni que fuéramos Shhh’, siendo un gran éxito en TEN, es también víctima de esa medición insuficiente. A golpe de esperpento el programa de María Patiño, Belén Esteban, Víctor Sandoval, Lydia Lozano, Chelo Gª Cortés o los Kikos es una máquina de generar conversación social, una fábrica constante de viralidad y titulares. Y lo más sorprendente para la vieja guardia televisiva, arrasa entre los jóvenes de mediana edad. ‘Ni que fuéramos Shhh’ y su living show lidera muchas tardes entre el público de 25 a 44 años. Que un formato que se emite en un pequeño canal de la TDT cuya media es del 1.4% tenga más espectadores jóvenes que Telecinco, Antena 3, TVE, Cuatro, La Sexta y todos los demás canales, algo nos está diciendo”.

Pecado número seis: las frasecitas de despacho: “Todavía hay jefes de canales que dicen «esto a mi madre no le interesa», una frase que genera mucha vergüenza ajena y que algunos llevan 30 años repitiendo. Esa pobre madre que se usa como excusa ya tiene más de 80 años, pero sigue siendo el gurú de muchos que mandan en la tele. Los hay que repiten una y otra vez que «a los jóvenes no le gustan los culebrones» pasando por alto que ‘La Promesa’ lidera las tardes gracias a ellos. Más frases a desterrar: «eso es demasiado masculino» o, «ya tenemos un programa femenino» (porque hay cuotas), «eso no se va a entender», «¿eso se puede consumir troceado?», «¿se puede ver en el móvil?»... Frases que enmascaran la inoperancia de los que toman decisiones. Quizá hace unos años, cuando vivíamos en la opulencia televisiva era posible esconderse tras esos argumentos. Ahora que el ecosistema audiovisual es mucho más complejo habría que jubilar las demoledoras frasecitas que han encerrado en un cajón grandísimos proyectos”.

Pecado número siete: la polarización. “Las teles grandes se han autoimpuesto tantos condicionantes que casi les es imposible ser coherentes sin rescatar formatos de los años 90 o 2000 que pocos quieren ver. Porque ni las familias son como las de antes ni se quiere consumir lo mismo que hace 20 años. Mientras, vivimos una polarización que divide la tele y su audiencia entre la fachosfera y el sanchismo. Una división que, lamentablemente, empieza a colocar a los profesionales de la tele y a los medios a ambos lados de la trinchera. Los que hacemos tele tenemos nuestra historia personal y cojeamos de pies muy diversos, pero el entretenimiento no debería tener color y es responsabilidad nuestra no caer en esa trampa. El día que Pablo Motos incorporó una tertulia política en el mejor programa de entretenimiento o el día del «rojos y maricones» de Jorge Javier o el día en el que Ana Rosa decidió arrancar el mejor magazine con sus editoriales, el entretenimiento en este país tiró la toalla. La televisión de entretenimiento no debería tener más poder que el de entretener, y es un muy volátil”.

Si quieres leer completo el interesante artículo de Óscar Cornejo en Diari de Tarragona, pincha aquí.

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