Patty Bonet es
un rostro muy popular de Televisión Española, ya que lleva varios años como
presentadora del sorteo de la ONCE. Pero más popular aún se ha hecho tras su
paso por La Revuelta, donde demostró
una simpatía y una capacidad de comunicación impresionantes. Este final de año
Patty se ha quedado con las ganas de ver cumplido un deseo: salir en Telepasión, el popular programa de La 1
que esta Nochebuena se ha alzado con el liderazgo de audiencia. Como nunca es
tarde si la dicha es buena, la presentadora se ha valido de las redes sociales
para solicitar a los mandamases de RTVE que cuenten con ella para la edición
del año que viene. Y su deseo ha sido atendido. “Un deseo para el Telepasión de
2025 y para José Pablo López: ¡Que participemos también los presentadores de
los Sorteos de la ONCE! ¡Sería súper divertido! ¡Y por una tele pública más inclusiva!”, ha escrito la
presentadora en su perfil de la red social X. La respuesta de José Pablo López,
nuevo presidente de la corporación pública, no se ha hecho esperar: “¡Por supuesto, Patty Bonet! ¡Os esperamos
en Telepasión 2025 en RTVE!”. Ya tenemos, pues, a la primera partícipe de la edición de 2025 de Telepasión.
Patty Bonet / Foto personal |
Pero, ¿quién es
Patty Bonet? Ella misma nos lo cuenta:
“Mi nombre es
Patty, soy actriz, periodista y además soy albina. Al contrario de lo que mucha
gente piensa, el albinismo no es una enfermedad, sino una condición genética que afecta a la
pigmentación de la piel y provoca deficiencia visual. Yo no me
medico ni me trato, nací con una deficiencia de melanina y eso hace que mi piel
y cabello sean más claros. A pesar de tener un 17% de visión, he podido hacer una
vida completamente normal.
Era muy pequeña cuando despertó en mí la pasión por las artes escénicas. Por casualidad empecé a hacer solfeo, cantando con un coro inclusivo,
donde un 50% de las personas que había tenían algún tipo de discapacidad. Así
fue como empezó mi amor por el escenario. Yo siempre había sido tímida,
pero encima del escenario me
olvidaba de todo y me sentía libre. Empecé a hacer obras de teatro
en Valencia y a estudiar periodismo, hasta que finalmente decidí mudarme a
Madrid para trabajar en distintos medios y hacer algunos castings.
Si para la
mayoría de personas no es fácil llegar a Madrid a probar suerte, para los que
padecemos discapacidad es aún más complicado. Mi discapacidad reside en
la deficiencia visual. Los
albinos tenemos una característica en los ojos en los que no tenemos fovea, lo que no nos
permite enfocar correctamente y recibir más luz de lo normal. También
tengo nistagmo, un
movimiento involuntario donde los ojos se mueven de forma rápida e
incontrolada. Más allá de no poder conducir u hacer otras actividades que
requieran una gran atención visual, siempre he podido hacer lo que he querido y
soy igual de capaz que cualquier otra persona.
Decidí perseguir
mi sueño de ser actriz, formándome y haciendo varias obras teatrales en Madrid.
Una de ellas fue “Cáscaras Vacías” que
contaba como en la Alemania nazi se exterminó a gran parte de las personas con
discapacidad, y fue representada por personas que también la teníamos.
El problema reside en que, el mundo de las artes escénicas, se considera a las personas con discapacidad como actrices o actores amateurs y no como profesionales. Muchas personas desconfían de nosotros solo por el hecho de tenerla o no dar el perfil porque no es “lo normal” en nuestra sociedad. A mí me han rechazado por el hecho de tener un físico considerado "no normativo", que no entra dentro de los cánones establecidos por la sociedad, e incluso me han dicho que el movimiento de mis ojos no es agradable en cámara. Considero que simplemente es diferente.
En Madrid, el centro de las artes escénicas en España, hay muy pocas
obras de teatro en las que podamos encontrar personas con discapacidad o
diversidad funcional. La mayoría de obras en los que aparecen, su
papel es de “personas con discapacidad” y no un rol en el que la discapacidad
quede aparte. Un ejemplo muy concreto es la película “Campeones”, una película
estupenda y un gran paso para el cine. Sin embargo, considero que el siguiente
paso debería de ser el que e les contrate como actores representando un papel
distinto. La verdadera inclusión
es que estas personas puedan representar un papel con un conflicto que no tenga
nada que ver con la discapacidad.
El mundo de las artes escénicas está muy lejos de ser inclusivo. La contratación de actores y actrices con diversidad funcional no suele
suceder, y no hay ninguna ley que lo regule (como suele pasar en el mundo
empresarial, donde se incentiva la contratación de personas con diversidad
funcional).
Algunos países europeos tienen la normativa de obligado cumplimiento para
la contratación de actores y actrices con diversidad funcional, no solo para darles la oportunidad, sino para dar visibilidad a la sociedad y
normalizar la discapacidad. Las artes escénicas son un reflejo de la sociedad,
y si en ellas no se muestra la discapacidad como algo normal, no lo va a ser
para la ciudadanía.
Además de ello, muchos teatros privados y cines de Madrid no suelen estar
adaptados para las personas con algún tipo de discapacidad. Para subir al escenario no hay rampas, así como las hay escasas en la
zona del público. Incluso en los
Goya solo hay escaleras para subir al escenario. Además, al
contrario que los públicos, en los teatros privados las personas que padecemos
deficiencia visual no optamos a tener una reducción en el precio de la entrada
ni al acceso a ciertos asientos que nos facilitan la visión de la obra. Un
teatro público no puede dejar al margen a ningún ciudadano.
Siendo Madrid la capital de España y el centro de las artes escénicas en nuestro país, me dirijo a los políticos de la Asamblea de Madrid para que tengan en cuenta esta situación y apliquen medidas inclusivas que faciliten la contratación de profesionales de las artes escénicas en las obras de teatro o cinematográficas, para poder darles así una oportunidad y normalizar la discapacidad. También considero que, como espectador, debería de haber una accesibilidad garantizada y una reducción del precio aplicada a las personas que tenemos deficiencia visual”.
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