Nos las
prometíamos muy felices las y los almerienses con la llegada de la primera
mujer a la Alcaldía de la ciudad, pero ya vemos que nuestras esperanzas de que
la igualdad ocupara un lugar destacado en las decisiones que se adoptan en
nuestro Ayuntamiento han sido vanas. La falta de empatía hacia las mujeres que
sufren el machismo en todas sus versiones, desde las más sutiles hasta las más
cruentas, es constante en la política de esta alcaldesa del Partido Popular.
Sólo así se
entiende el que haya hecho coincidir las manifestaciones del 8 de Marzo con el
Desfile de Carnaval, intentando invisibilizar la herramienta más poderosa que
tiene la sociedad civil para reivindicar la igualdad de género, en la que se
unen, un día al año, mujeres de todo el mundo.
Era de esperar.
Primero cambiaron el nombre a la Concejalía de Igualdad, diluyendo las
necesidades específicas de las mujeres en el cajón desastre de la 'Igualdad de
Oportunidades'. Regalaron botes de desengrasante a las participantes en la
Carrera de la Mujer. Es más, mujeres y niñas pasaron años participando en dicho
evento a ritmo de reguetón, con canciones en las que se incitaba a la violencia
machista, sin que ni ella ni ningún cargo del PP hicieran algo para evitarlo.
En su afán por
anular las justas reivindicaciones de las mujeres que sufren violencia sexual,
llegó a lanzar una campaña con la imagen de un menor y un eslogan absolutamente
desafortunado, en el que se autorizaba el abuso infantil siempre que hubiera
consentimiento de la víctima. Ese es el nivel.
Las políticas de
igualdad de la alcaldesa se limitan a sufragar un almuerzo en la Caseta
Municipal de la Feria, que cuesta en torno 30.000 euros, para dar contenido a
sus redes sociales. Ésta es la sensibilidad de la alcaldesa ante los problemas
a los que se enfrentan las mujeres en su día a día.
Y ahora, ¿qué
persigue haciendo coincidir estos dos eventos de calado? ¿Deslegitimar la lucha
feminista? ¿Reducir la participación? Sin duda, trata de desviar la atención de
la causa feminista, minimizando el mensaje de unas manifestaciones en las que
se hacen visibles ante la sociedad asuntos como la igualdad, la violencia de
género, la brecha salarial o la discriminación.
Todavía está a tiempo de enmendar este atentado contra el sentir de la mitad de la población, que somos las mujeres, y mostrar respeto ante las manifestaciones del 8 de Marzo.
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