Es difícil escribir sobre Ni que fuéramos Shhh sin tener un sentimiento agridulce. El mundo del corazón televisivo se quedó medio huérfano cuando Mediaset adoptó la peor decisión empresarial de su vida y por la que aún sigue pagando las consecuencias: eliminar de su parrilla el programa diario más fresco, Sálvame, y el semanal más entretenido, De Luxe. Los eliminaron porque prometían una nueva etapa en la que iba a predominar la televisión blanca y familiar que se ve alrededor de una mesa de camilla. Fue una excusa. Fue una operación diseñada para entregar a Ana Rosa Quintana la mayor tarta de la producción y para encarar un nuevo ciclo ante el que se vislumbraba como inminente triunfo del PP. Quintana ha fracasado en su horario vespertino, el PP no ganó y la televisión blanca y familiar se ha ido al traste, como prueba el atrevido La isla de las tentaciones y el incalificable DeViernes, rebautizado por Kiko Matamoros como Me cago en mi madre.
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'Ni que fuéramos Shhh' / Ten |
La ruptura de Mediaset con La Fábrica de
la Tele fue total, hasta el punto de que la sociedad en la que participaban
Óscar Cornejo y Adrián Madrid pasó a ser íntegramente propiedad de la cadena de
la familia Berlusconi para dejarla sin actividad. Cornejo y Madrid, que en esta
vida lo mejor que saben hacer es televisión, montaron un nuevo proyecto: la
productora Fabricantes Studio, S. L., que creó su propio canal de televisión,
Canal Quinkie, que en un principio iba a emitir en Youtube y Twitch. Se estrenó
con el programa Ni que fuéramos Shhh,
que seguidamente iba a emitir también en un canal de la TDT poco conocido, Ten.
Ni
que fuéramos Shhh,
asentado ya en Ten, fue un rayo de esperanza para el público que se había
quedado desamparado por aquella traumática decisión de Mediaset. El programa empezó
a emitirse con pocos, por no decir poquísimos, medios técnicos, pero con cierta
aceptación de la audiencia, moviéndose en torno a un share del 3 % y superando
siempre los 200.000 espectadores. Con el transcurrir del tiempo los medios
técnicos han mejorado –no mucho, pero han mejorado-, y los humanos, también,
pero la audiencia, sin embargo se ha retraído. En las últimas semanas el
programa tiene dificultades para lograr una share del 2 %, y el día de la
pasada semana que lo ha alcanzado no ha podido reunir a 200.000 espectadores.
Son datos muy pobres pese a emitirse por una cadena de la TDT.
Óscar Cornejo y Adrián Madrid son dos
estudiosos de la televisión, como prueba el primero de ellos en los artículos
que publica periódicamente en Diari de
Tarragona. Sus conocimientos
teóricos han tenido una aplicación práctica con grandes programas de éxito cuyos
títulos es innecesario recordar. En resumen, son dos personas que saben hacer
televisión, televisión de la buena. A ambos les preguntaría: ¿Por qué Ni que fuéramos Shhh no termina de despertar?
Sinceramente, me gustaría escucharlos. La excusa de la TDT no es válida. Los
espectadores rebuscan entre las cadenas cuando tienen interés en encontrar algo
que les gusta. Mega es un canal de paupérrima audiencia; sin embargo, El chiringuito de jugones alcanza
audiencias del entorno del 4-5 % de share.
Esta misma semana Fabricantes Studio promociona su programa con un spot que dice así: “Exclusivas de impacto, bombazos y, sobre todo, periodismo de alto Riesco. Somos la guerrilla del corazón. Y, aunque otros se apunten el tanto, nosotros siempre vamos por delante”. Está bien ser la guerrilla del corazón y está bien ir siempre por delante. Pero, y lo decimos con muchas dudas, hay algo en el éxito o el fracaso- según se crea, claro, aunque nosotros lo tenemos claro- de Ni que fuéramos Shhh que no nos encaja. Insistimos: nos gustaría escuchar los razonamientos de Cornejo y Madrid, y en este sentido les ofrecemos este medio, La Opinión de Almería, para cuanto deseen decir.
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