@opinionalmeria
Los 916.000 espectadores que el viernes se sentaron ante la pantalla de Telecinco para ver ¡De Viernes! aún se están preguntando por qué llevaron al programa a Olga Moreno y a qué fue al programa Olga Moreno. ¿Presentaba algún proyecto empresarial, ella que dice que es empresaria? No. ¿Presentaba algún desfile, ella que dice que es diseñadora? No. ¿Iba a participar en algún concurso, ella que ganó Supervivientes? Tampoco. ¿Presentaba algún libro, alguna serie, alguna película? No, no, tampoco.
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Olga Moreno, anoche, en Telecinco / Mediaset |
¿Entonces, a qué fue Olga Moreno a ¡De Viernes!? De su participación solo puede extraerse una conclusión: fue a llorar, a causar pena, algo que en ella es muy habitual. Las lágrimas principales no le surgieron por el mal momento personal que vive ("No tengo ganas de nada, me cuesta mucho todo. Me cuesta mucho ponerme unos tacones y salir a la calle"), sino por la muerte de su madre. ¿Ah, que ha muerto su madre?, se preguntará el lector menos avezado en estos entresijos de la prensa del corazón? En realidad van a hacer ya nueve meses que su madre murió, pero hay que reconocer, en honor a la verdad, que nunca es tarde para echar una lágrima más por la persona que nos trajo a este mundo, y más si por medio se entrecruza algún cheque.
Beatriz Archidona, la presentadora, puntualizó que Olga Moreno no iba al programa a hablar "de sus hijos". O sea, que la tarraconense le atribuyó a la andaluza los dos hijos de Rocío Carrasco, además del propio, la adolescente Lola. Olga no quiso o no cayó en la cuenta de puntualizar que solo tiene un hijo, una hija, concretamente, por lo que era inadecuado el uso del plural. Ro puede dormir tranquila: aún Olga se considera su madre. Recordemos: "No soy su madre, soy su salvación". Y recordemos más aún: "Mi madre es Olga".
Para redondear su soporífera intervención, Olga llevó a plató a su actual compañero sentimental, Agustín Etienne, que es también su representante. En una noche poco lúcida aprovechó para decir que antes de intimar con él pensaba que Agustín era gay (¿y por qué pensaba eso?, se les olvidó preguntar a los colaboradores) y que lamentablemente ella ya no puede darle hijos por eso de las fechas de caducidad. Y que los papeles de divorcio siguen sin la firma de los interesados, entre ellas la suya. Y que "me vais a personar pero no voy a hablar nada más de lo de atrás".
Pues sin querer hablar de lo de atrás y sin saber qué es lo de delante, la entrevista quedó en eso, en un sopor. Y adiós, muy buenas.
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