Utilizando una expresión popular podríamos decir que Amador Mohedano está tieso como la mojama. La finca que heredó de su hermana Rocío, Los Naranjos, rebautizada por él como La más Grande, que compartía por indiviso con su hermana Gloria, ha sido embargada por Hacienda y, posteriormente, subastada. Él da a entender que la ha vendido para pagar su deuda con el fisco, pero la realidad es que es el fisco quien se la ha arrebatado por moroso. Y aún así, queda un resto por pagar de su voluminosa deuda, que superaba los 200.000 euros de principal, más intereses acumulados. Ahora vive de una pensión, que, para colmo, es mísera, pues el hombre que tanto dinero ganó tampoco se preocupó de cotizar a la Seguridad Social lo suficiente como para alcanzar una pensión más elevada. Fue morir Rocío Jurado y empezar el declive de quien en vida de su hermana ganó mucho dinero. Pero la mala cabeza tiene esas cosas, como bien explicó anoche Ivonne Reyes en el mismo programa.
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Amador Mohedano, en '¡De Viernes!' / Mediaset |
Aunque Amador dice que en los últimos tres años se ha mantenido en el más
absoluto silencio, no es cierto. De hecho, no ha parado de hablar, si bien no ha
sido en la tele, sino en un portal de Youtube que explota un amigo. Ha hablado, lógicamente,
a cambio de remuneración cero. Ha estado callado en la pequeña pantalla porque
ninguna televisión le ha llamado, y él sabe que esa llamada se la hace
Telecinco o no se la hace ninguna otra cadena.
Hace un par de semanas el programa ¡De
Viernes!, de la cadena principal de Mediaset, llevó a Rosa Benito. La ex de
Amador se negó a darle más cancha al padre de sus hijos, del que dijo que su
deseo es no nombrarle más. Tampoco habló nada la ex peluquera de Rocío Jurado
de la hija de ésta, Rocío Carrasco.
Esta semana Amador Mohedano ha acudido al mismo programa, ¡De Viernes! Pero el problema que tiene Amador es que su bagaje de conversación es muy
limitado. O habla de su hermana o habla de Rosa Benito o habla de Rocío
Carrasco o no tiene nada que decir “y yo, cuando voy a un programa, es para
hablar de todo”. O sea, de Rocío Carrasco.
Para disgusto, seguramente, de Rosa Benito, su exmarido dedicó más de
medio programa a hablar de ella. Dijo lo mismo que se le ha oído decir mil y
una veces: que fueron 35 años de felicidad matrimonial, que lo más hermoso son “los
cuatro hijos que me dio”, que lo abandonó por un burofax de un abogado, que
ahora le tiene bloqueado su teléfono (ella a él), etc., etc. Todo muy aburrido por archiconocido y reiterado en intervenciones anteriores.
Como la conversación resultaba insulsa, el invitado, para no cerrar la
puerta de otra posible llamada al programa y hacerse valer, sacó el comodín de la chistera: “Claro,
como aquí está prohibido hablar de Rocío Carrasco…”. Ante una denuncia así, los
presentadores hicieron valer la libertad
de su programa para decirle que se podía hablar de cualquier tema. Y el hombre vio la puerta abierta para despotricar una vez más sobre la hija mayor de su
hermana.
Recordó lo mismo de siempre (que fue ignorado en el homenaje del 92, que el
museo lo abrió él, que toda la culpa es de su sobrina, que no sé qué del pozo, que Fidel…), pero, como esa también era poca chicha, no
dejó pasar la ocasión para lanzarle a su sobrina un dardo donde él sabe que más
le puede doler: en sus hijos, “que los tiene abandonados”.
Cualquier persona que conozca la historia de la relación de Rocío
Carrasco con sus hijos y con el padre de éstos sabe que el problema es mucho más complejo y despacharlo
con esa simpleza no tiene otro propósito que el de hacerle daño a su sobrina.
Que, por cierto, es lo que lleva haciendo toda la vida. ¿Y por qué muestra esta
agresividad, una vez más? Muy sencillo: porque quiere que Rocío entre al trapo
y así asegurarse otras cuantas más apariciones en televisión, que le vienen muy
bien para resarcir la crisis económica que, por su mala cabeza, padece. Pero me da la impresión de que no le caerá esa breva.
Amador Mohedano es un muerto viviente –televisivamente hablando, claro-, porque ya no tiene nada interesante que decir. Rosa se ha hartado de él y ya no le admite ni una llamada al móvil. La vaca de su hermana Rocío hace tiempo que, desgraciadamente, no da leche. Le queda el escarnio y la afrenta a su sobrina y al marido de ésta, Fidel, pero en este sentido su relato ya no tiene interés ni siquiera recurriendo a lo más bajo de los instintos humanos. Válgame Dios, Amador, qué penita verte. “Si mi hermana viviera, nada de esto hubiera pasado”, dices con frecuencia. Pues claro, Amador, porque fuiste algo mientras vivió tu hermana. Desapareció ella y quedaste reducido a la nada. Y la nada es la nada, Amador. Anda, ve y sigue con tus perros mientras tu hermana Gloria siga dejándote la casa donde vives. Porque ni siquiera eso fuiste capaz de conseguir: conservar la herencia que tu hermana con tanto cariño te dejó.
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