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Juan Luis Brik, cartero en la lucha clandestina del PCE

Antonio Torres
Periodista

Juan Luis Brik es parte de la historia de valientes que se jugaron la vida por la libertad en el umbral de la democracia en Almería. El vecino de Huércal de Almería, Juan Luis Brik Siles (Almería, 1949), hijo de barbero de la calle Capitana, inmediaciones de la Plaza Moscú de Pescadería ha tenido un gesto al donar a la hemeroteca de los Museos de Terque 67 números de la revista Mundo Obrero correspondiente al periodo 1979-1981. Entró en el Partido Comunista de España (PCE) en 1966 de forma clandestina de la mano del añorado Antonio Muñoz Zamora que se asentó en Almería en 1963 para relanzar el PCE en la provincia de forma clandestina. Muñoz fue el artífice de que el Monumento, inaugurado en 1999 en el parque de las Almadrabillas de Almería, siga recordando a las víctimas del holocausto nazi. El monumento representa la escalera en la que los prisioneros del campo de concentración de Mauthausen murieron transportando pesadas piedras, y alrededor de ella se levantan 142 columnas, una por cada víctima almeriense. Antonio Muñoz, Medalla de Andalucía y de Almería, le invitaba a su casa del barrio de los Ángeles de Almería a escuchar Radio Pirenaica cuando apenas era un adolescente. Eran conscientes de que la libertad de expresión estuvo secuestrada en aquellos tiempos. “Ahí aprendí que para enterarnos de la represión y saber de los exiliados e intelectuales había que escuchar las emisoras extranjeras y sus noticieros en castellano, pero Antonio era un asiduo de La Pirenaica que defendía al gobierno legítimo de la República con la voz inconfundible de Pasionaria, Dolores Ibárruri”. 

Juan Luis Brik, en la actualidad / A. Torres

Brik aprobó unas oposiciones a Correos en 1967 y fue destinado  como cartero a Barcelona. Eran tiempos de mensajeros, chivatazos y espionaje. “Entré en las Células Comunistas en Sant Boi de Llobregat donde no conocí a los dirigentes, solo por teléfono de las antiguas cabinas y tomando muchas medidas de seguridad. Era una forma de clandestina de vivir. Recuerdo que un camarada entretenía al chofer del autobús de Badalona a Barcelona, mientras en la parte de atrás, yo pegaba paquetes de octavillas con los bordes húmedos y que conforme iban secándose llenaban las calles”. Se enteró de una vacante en Dalías y pidió el traslado, permaneciendo de cartero en Dalias durante el periodo 1974-1982.  Compaginó su trabajo de repartir cartas vendiendo Mundo Obrero que le proporcionaba Antonio Muñoz Zamora quien lo introdujo en la militancia comunista y en las ganas de libertad. “En cierto modo fue mi mentor político. Me las enviaba en el año 76, cuando aún el PCE era ilegal, enrolladas y envueltas en papel para que no se viera lo que era, en formato valija por Correos, que llegaba a Dalías en el Alsina Graells (actual ALSA). Cuando recogía la valija de las cartas, dejaba las revistas en el bar de un amigo para no dejarlas en Correos y después las recogía. Me las llevaba a mi casa y el fin de semana las vendía a los simpatizantes, más de 40, que ya sabían que había llegado porque el del bar corría la voz entre ellos. “Para poder venderlas, ponía una mesa de las de tipo playa, en la plaza del pueblo, donde vendía libros de filosofía, de humanismo y temas así, que le proporcionaba el dueño de la librería Picasso, que era militante comunista y de las ventas de los libros les dejaba un porcentaje para el partido. Cuando la gente se acercaba a comprar libros, se llevaban escondida la revista”. El PCE se legalizó en la Semana Santa de 1977, en diciembre se suprimió de la censura, y  el partido se comprometió a hacer una España democrática, tras la Constitución del 78, cuyo borrador publicaron en primicia los periodistas en aquella época de la revista Cuadernos para el Diálogo, Soledad Gallego-Díaz que marcó otro hito al ser la primera mujer directora de El País en 2018 con todo lo que ella representa de influyente, el editor de La Voz de Almería José Luis Martínez y Federico Abascal.

En tiempos de espías y chivatos, hubo curas que se quedaron varados en la complicidad con el franquismo y otros que apostaron por el pluralismo democrático. Curas obreros dando voz a mujeres, estudiantes, peleando por convenios colectivos y apoyando la afiliación sindical. Vigilado y perseguido en aquellos años como tantos, en Dalias, tuvo el apoyo del sacerdote Francisco Rodríguez Casas, Pacorro, que les dejaba la parte baja de la vivienda parroquial. “Ayudé a gestionar con Carlos Gutiérrez antiguo jefe de Telecomunicaciones con oficina en la primera planta de Correos la emisora de Dalias, Radio Al Hizam, que sigue emitiendo gracias al entusiasmo de Justo Zabala Luque“. “Lo peor que me ocurrió en Dalias fue la vigilancia de un guardia civil que se apostaba en la puerta de mi casa esperando el regreso de El Ejido y de otros pueblos, tras asistir a reuniones en la clandestinidad. Un día, lo asusté advirtiéndole que también lo haríamos nosotros y todo el mundo sabría que se dejaba buena parte del sueldo en partidas de cartas y en otros vicios. Dejaron de molestarnos, aunque ya se estaba apreciando el cambio democrático”. Tras la experiencia de Dalias, desarrolló su carrera profesional en Correos de Almería. “Fundé Comisiones Obreras de Correos en Almería en la etapa de Pedro Baldó Vizcaino como responsable provincial. Desde entonces, he sido simpatizante de Izquierda Unida y sueño con la unidad de la izquierda en estos tiempos de incertidumbre”.

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