Lamentablemente
hay quienes piensan que en nuestro país la lucha de las mujeres por la igualdad
ha terminado, pero las estadísticas dibujan una realidad muy distinta. Las
mujeres ocupan la mayor parte de los contratos a tiempo parcial y los puestos
de menor responsabilidad por las dificultades que encuentran para conciliar la
vida familiar y laboral. En cada hogar hay más mujeres que hombres cuidando de
otras personas y el porcentaje de mujeres que realizan tareas domésticas a
diario es muy superior al de los hombres: un 64% frente a un 44%.
Es
imprescindible que desde el colegio niños y niñas sean educados en términos de
igualdad porque los centros educativos no son espacios neutros, sino que
reproducen un sistema social a pequeña escala donde la inclusión de los valores
de igualdad, tolerancia y diálogo es altamente transformadora. Tan importante
es apostar por la coeducación como por proteger a los menores en los entornos
digitales frente a la pornografía y a la incitación a la prostitución,
impulsando la educación afectivo-sexual basada en el respeto, la igualdad y la
dignidad de las personas.
Por eso, indigna
sobremanera que la alcaldesa de Almería, del Partido Popular, haya decidido
otorgar uno de los galardones que concede el Ayuntamiento con motivo del 8-M,
Día Internacional de la Mujer, a la directora de un colegio privado que segrega
al alumnado por sexos. Como si de una broma de mal gusto se tratara, en el
apartado de "Educación", los almerienses tenemos que aceptar que se
premie a un colegio privado que refuerza antiguos estereotipos de género como
el Altaduna, que ni siquiera tiene su sede en la ciudad de Almería.
Esta es la
última afrenta de esa ola reaccionaria que ha puesto los derechos de las
mujeres en su punto de mira, amparada por políticos como la alcaldesa de
Almería, que subvenciona y premia a asociaciones manifiestamente
antiabortistas, como Redmadre, y deslegitima la lucha de las mujeres, haciendo
coincidir las manifestaciones del 8-M con el Desfile de Carnaval.
Las mujeres y las niñas constituyen la mita de la población y, por tanto, la mitad de su potencial, pero la desigualdad de género prevalece y estanca el progreso social. Por eso es vital que desde todas las instituciones se trabaje para que jóvenes y niñas alcancen sus objetivos en condiciones de igualdad. También desde el Ayuntamiento.
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