La escena suele ser
habitual: un cliente entra en un bar, ocupa una mesa para él solo, pide un
café, saca su portátil o una tablet, incluso el móvil, y se pone a trabajar. Pasan las horas. Mientras haya espacio
libre en el bar para los clientes que van llegando no pasa nada, pero el problema
surge cuando las mesas disponibles se van agotando y los clientes que las
ocupan hacen interminables sus veladas.
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Foto publicada por Fermín Caballero en X |
El periodista Fermín
Caballero se ha quejado en la red social X de que le ha pasado esto en una
terraza de Sevilla: “Me han pedido
"amablemente" que me vaya de este bar de Sevilla en cuanto me he
sentado y he abierto el ordenador. Me dice la camarera -el encargado no da la
cara- que como mucho puedo estar 20 minutos/media hora. Os espero en la próxima
pandemia cuando no haya guiris, campeones”.
¿Tiene Fermín Caballero motivos para la queja? En mi opinión, no. Tenemos que ser comprensivos con la situación. Un bar o la terraza de un bar no pueden convertirse en el centro de trabajo de algunos clientes. Las rotaciones de éstos son necesarias para que el establecimiento pueda rentabilizar su negocio. Para estancias prolongas en el uso del portátil el banco de un parque es menos lesivo que la mesa de un bar, que, en un tiempo prudencial, tiene que dejarse libre para nuevos clientes.
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